Los clientes de este proyecto son un matrimonio mexicano que adora España. Viven en México, pero querían tener una vivienda en Madrid para venir y sentirse como en casa, además de para tenerlo como punto de referencia en sus viajes por Europa.
Estos clientes nos conocieron por nuestra Web y no tenían ninguna referencia personal de nosotros. Compraron la vivienda de obra nueva, por lo que sólo nos necesitaban para el proyecto de decoración. El estilo de la decoración lo adaptamos ligeramente al de la promoción inmobiliaria, que se había inspirado en el estilo industrial/neoyorkino, haciendo las zonas comunes y elementos de las viviendas con un ligero toque industrial.
Pero como casi siempre, decidimos mezclar estilos para conseguir un resultado fuera de las casillas de un estilo concreto, mezclando además del industrial de edificio, un poco de nórdico con toques de diseño contemporáneo en mobiliario italiano, portugués y nacional.
A partir de ahí, creamos el concepto “Concordia” que reflejaba la armonía entre el estilo industrial, inspirado en EEUU / América, y el Europeo, fiel reflejo de sus propias vidas, que iban a empezar a desarrollarse a ambos lados del Océano.
La vivienda tenía un salón de tamaño reducido con una cocina poco operativa, ya que tenía dos encimeras pequeñas y separadas. Como en el briefing nuestros clientes nos comunicaron que una de las cosas que más les gusta de Madrid es la gastronomía y que cuando venían iba a comer fuera casi siempre, pero que sin embargo, cuando viniera amigos a la vivienda las reuniones iban a ser informales, con algo de beber y picoteo, optamos por prescindir de la mesa de comedor e instalar una gran isla, que convertiría a la cocina en el lugar social de la vivienda. Los clientes no concebían una casa sin mesa de comedor, pero confiaron en nosotros y ahora nos comentan que ha sido todo un acierto.
Otro gran reto fue convertir una de las habitaciones, de medidas mínimas (unos 6 metros cuadrados) en una habitación para poder teletrabajar y que además tuviera capacidad para que dos personas pudieran dormir. Valoramos múltiples opciones, (sofás que se convierten en literas, camas que caen del techo o camas abatibles con mesa incorporada). Finalmente decidieron la última opción para poder cumplir las necesidades que tenían.
Cada una de las estancias respiraba el mismo aire, jugamos con colores, texturas, iluminación y decoración y basándonos en la base de la vivienda complementamos y logramos obtener un espacio relajado, natural, sobrio y acogedor.
Todos estos detalles nos dieron como resultado unos clientes totalmente satisfechos y felices con su nueva vivienda que nos han recomendado a sus amigos y que se sienten, como todos los que llegan a Madrid, unos madrileños más en su nuevo segundo hogar.
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